Chistes de Suegras
Martín estaba trabajando, cuando su jefe le pregunta:
¿No va a ir al velorio de su suegra?
Y él le dice:
No jefe, primero el trabajo, después la diversión.
Un señor está triste y le dice un amigo:
Oye, ¿Qué te pasa?
Y le contesta:
Es que casi atropello a mi suegra.
Y el amigo le dice:
¿Qué pasó? ¿Te falló el freno?
No, ¡El acelerador!
Una pareja de esposos discutía, y el marido dice:
¡Es que tu mamá tiene la culpa de todo!
La esposa responde:
Sí, ya sé que tu no quieres a mi mamá.
¿Quién dice que no quiero a tu madre, si yo la quiero igual que a la cerveza.
La esposa, conocedora de la pasión de su cónyuge por la cerveza, le dice con tono de interrogación:
¿Tu quieres a mi mamá igual que a la cerveza?
Sí, quiero a tu madre como a la cerveza, porque la quiero fría, con la boca abierta y echando espuma.
Una suegra que era bien metiche, pero metiche, metiche, se murió, y en su tumba le pusieron este mensaje: "Aquí descansa ella, y en la casa descansamos todos".
¿Por qué existen las suegras?
Porque el diablo no puede estar en todas partes.
Iban dos tipos hablando un día y le dice uno a otro:
Vieras que ayer iba yo caminando con mi suegra por el parque. En eso, aparecieron dos tipos y se le fueron encima a ella. La golpeaban como animales.
El otro preguntó:
¿Y vos qué hiciste?
Pues me aparté, ¿Qué más iba a hacer?
¿Y por qué no te metiste?
Ah, no, ya era un abuso pegarle entre tres.
En la funeraria...
¿Qué quiere que le hagamos a su suegra? ¿Incinerarla o enterrarla?
¡Las dos cosas! ¡No corramos riesgos!
¿Cuál es el vino más amargo?
Vino mi suegra.
Venía el marido de Lola muy triste y la esposa le pregunta:
¿Por qué vienes tan triste?
Y él le contesta:
Es que se le murió la suegra a mi compadre.
¿Y por eso te pones triste?
¡Sí, es que todos tienen suerte menos yo!
Un señor llega a su casa después de visitar a la suegra en el hospital, y le dice a su mujer:
Tu madre se viene a vivir con nosotros.
¿Por qué dices eso? Le pregunta su mujer.
Porque ha dicho el médico que esperemos lo peor.
Un día no muy común de visita, a la casa de la suegra llegó el yerno, entonces la señora le preguntó:
¿Y tú, qué estás haciendo aquí?
Y él le contestó:
Es que me peleé con su hija y me mandó al infierno.
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